“En pintura todo vale, pero hay que valorar los gustos del niño, que es quien disfrutará de ese entorno".
Apuesta por formas simples y colores básicos. Negro y rojo son los primeros colores que distingue el ojo humano, pero en la habitación del bebé, los tonos suaves ayudan a crear ambientes de descanso.
Los niños identifican acciones, así que proponemos murales con personajes realizando una actividad: jugando a pelota, comiendo una manzana, leyendo un cuento… En esta etapa, el color ha de ser estimulante para animar su vitalidad.
Los personajes cobran importancia, ya que los niños se identifican más con ellos (piratas, princesas…). ¿Nuestros preferidos? Los murales didácticos como planetarios, mapamundi de animales, monumentos… muy útiles para aprender y situarse en el mundo. Y se introducen colores terciarios (piedras, caquis...) que educan su estética.
Lo cierto es que cada vez hay menos diferencia entre murales para ellos o ellas. Aunque el rosa y las hadas siguen siendo ‘territorio niña’, la tendencia es unificar temáticas y colores. Se lleva la simplicidad, los guiños de humor y el trasfondo eco. Solemos pintar a niños y niñas que representan ‘al dueño de la habitación’. Ellos quieren aparecer en un avión, un barco o jugando con un dinosaurio”.